jueves, 11 de marzo de 2010
Urbano
"El peor pecado hacia nuestros semejantes no es odiarlos, sino tratarlos con indiferencia; esto es la esencia de la humanidad" (William Shakespeare)
Me había olvidado de las personas
que asoman desconocidas al amanecer,
del dolor y las rutinas de humildad
de las calles rotas en esquinas
y sus riesgos absurdos,
las esperas bajo la lluvia
con olor a café matinal
y el andar con la prisa a cuestas
rumbo al siempre impaciente regreso
De los niños a cara sucia pidiendo
y los viejos con sus restos a la venta,
del calor feroz de las tardes cortas
y el frio cruel de las madrugadas
Me había olvidado por completo
del esfuerzo y el sacrificio,
las miradas en silencio
del camino de ida y vuelta
Dejé en el vacío de mi memoria
las partes incongruentes
de una ciudad dispersa
entre basura y desarrollo
Pero estaban ahí
aguardando en silencio
todas las caras
todas las calles
los niños
las miradas
el barrio viejo
el riesgo por correr
la vida...
desesperada por ser vista
siempre a la espera
sentada en el cordón de mi vereda
mientras yo transitaba infeliz
sumergido en mi burbuja
dando pasos al vacío
en busca de esas riquezas
que sólo empobrecieron mi alma
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