"El tiempo es la sustancia de que estoy hecho.
El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río;
es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre;
es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego.
El mundo, desgraciadamente, es real
yo, desgraciadamente, soy Borges"
La cabeza me va a estallar..
Escribo estas líneas como un punto de partida que defina mis intenciones respecto a la observación y análisis de una materia tan profunda y compleja como es la Cultura. Para desarrollar una idea axioma, un paradigma que identifique mi visión sobre el tema, mi postura como un ideal, el camino hacia la búsqueda de la identidad de mis acciones como comunicador en la materia.
Decido entonces, y como un primer paso en este viaje, trabajar con los reflejos que dejó en mis sentidos el fugaz paso por Buenos Aires. Partí hacía esa ciudad por absurdos trámites y con serias intenciones de encontrar aspectos que me ayuden a identificar la cultura, no sólo en las paredes de sus museos o centros culturales, sino en las manifestaciones propias de un lugar que respira expresiones en cada calle, en las esquinas ocultas, en las luces de la noche que cuenta sus más oscuras historias.
La cultura que surge en los actos y creaciones de la sociedad como un medio de supervivencia que justifica y ameniza su propia crisis de existencia.
Pero, en donde encontrar pruebas de su existencia? Rasgos, huellas que no sólo hablen de cultura en ámbitos académicos o círculos cerrados de intelectuales y bohemios aburguesados, en donde está su verdadera naturaleza, la que la habita y trasciende?
Estoy lleno de dudas, me siento incapaz de alcanzar definiciones absolutas, habrá que caminar en los rincones de una ciudad que disfraza valores de pos modernidad en el consumo como idea de éxito.
Choco entonces contra la primera pared, la cultura del consumo, de personas alienadas en cadenas de negocios comprando etiquetas superficiales de momentánea felicidad y posterior depresión, me mareo en la avalancha, en el vértigo, tiene que haber algo más allá de lo que veo.
La Publicidad es la reina del lugar, viejas luces de neón que cayeron muertas a los pies de sistemas de imágenes y esquemas sensoriales de marketing futurista, el mundo en la nueva era digital con sus elementos que la conforman: La moda, los avisos, la estética, la imagen como valor supremo, la comunicación como eje de la conexión social.
Pero el hombre y su alma?..
Camino por las librerías con esperanza de bajar a tierra,
- Al fondo del pasillo encontrás existencialismo y religión, tenemos de oferta lo nuevo de Rolón a 90 pesos, exclama la vendedora.
Pienso, estoy perdido...
Me decido por $ 15 en la mesa de saldos por "El escritor y sus fantasmas" de Sábato, de pronto una idea me invade frente a mi prejuicio:
Un hombre que piensa no puede ser una mierda...y me alivia la idea de encontrar cultura en las ideas.
Abro el libro al azar y leo: "el hombre es un Dios cuando sueña y un mendigo cuando piensa"
Tomó el subterráneo y de pronto me encuentro frente a un grupo de músicos que durante cinco estaciones me imprimen en los sentidos sonidos de rock, de calle, de negros, de pungas, que forman parte de aquel mundo subterráneo, sería habitual en mi recorrido y descubro, cómo en su función de trabajadores, todos los artistas de la calle funcionan como medicina para el alma de tantas personas alienadas que viajan todos los días rumbo a sus hogares. Eso tiene que ser cultura, digo...otra vez me siento aliviado.
Por la noche elijo un espectáculo, Amores Tangos me llena el alma de poesía, colores, candombes y carnaval con una orquesta asombrosa. Logré la gracia de la amable boletera luego de que anunciara que no había más localidades disponibles y turistas franceses, alemanes y brasileros tuvieron que abandonar el lugar decepcionados y bajo gestos de soberbia y fastidio.
Voy a probar con una sonrisa dije, y ahí fui..entré...como invitado...hasta el vino me convidaron en una charla con los músicos que a pesar de ser jóvenes buscan su identidad artística en ritmos de antaño.
La educación y amabilidad también son cultura y definitivamente abre puertas.
Caminando la noche por la ciudad, termino escuchando jazz en un club con ambientación propia de Nueva York.
Importe gastado en la velada: $ 75 - Quién dijo que la cultura es para quienes pueden pagarla?
Al día siguiente recorro la el barrio de La Boca y fuera del foco de la foto de cada turista en Caminito, encuentro personas del lugar que sienten lo que hacen porque los identifica, artesanos, pintores, artistas en cada mágico rincón que brotan como si la tierra los devolviera desde su interior para cumplir su función en el equilibrio del alma del universo.
El tango como fuego...
Julieta, una hermosa bailarina demuestra en sus movimientos que el baile la consume ante la atónita mirada de los visitantes ocasionales, podría no haber nadie dispuesto a pagar una moneda, ni como espectador...su pasión sería la misma.
La cultura es la pasión...
La noche me encuentra recorriendo las calles, abriendo los ojos, los lugares, la arquitectura, la moda, los carteles, las luces, gente durmiendo en las calles, las putas, los locos, los indiferentes.
Duermo sólo dos horas, tengo que dejar el hotel, salgo con mis restos a recorrer hasta la hora de mi regreso, mi cuerpo no puede más, mi cabeza va a estallar.
Llego a la paz de Plaza Francia, el cálido sol de la siesta me invita a descansar sobre el verde y cuidado césped. Buenos Aires brilla.
Abro los ojos, me queda un poco de tiempo y aprovecho para recorrer el Centro Cultural de Recoleta,
todo me asombra como a un niño, como alguien que vacía su cabeza para incorporar nuevas sensaciones.
Cuadros, pinturas, presentaciones mínimas en micro espacios, me impacta una obra de cascos alterados que tiene como finalidad difundir la necesidad del uso del elemento ante tanta estadística que desangra.
La cultura como un fin.
Encuentro la misma idea en el encuentro de artes visuales en el Palacio nacional de las artes (Palais de Glase), cuando me siento impactado por una muestra de cinco pequeños monitores como cuadros que reproducen imágenes de dibujos de niños en situación de abuso sexual, o una jaula con un colchón y unos auriculares en su interior.
El arte es cultura y tiene cosas para decir que trascienden su intención estética.
Abandono la ciudad con cierto alivio, por sentir que quiero hacer, la idea de despertar al hombre que viaja inexorable hacia su propio destino, trascender más allá de su racionalidad, divulgar valores que conjuguen ideas eternas de libertad, de pasión, de arte, de música, de expresiones sociales inconscientes, que ante la crisis de este tiempo funciones como elementos de salvación.
Este es mi manifiesto...La cabeza me va a estallar...por favor una aspirina.
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